Iker Casillas volverá a ocupar la portería del Real Madrid
mañana contra el Celta en Copa y el sábado ante Osasuna. Pero será por poco
tiempo. Para el siguiente partido, ante el Valencia, ya sea el miércoles 16 en Madrid
en cuartos de Copa si los blancos se clasifican mañana, o el domingo 19 en Liga
en Mestalla, Mourinho tiene decidido que Antonio Adán regrese a la titularidad.
Ayer el técnico se mostraba inmune a la sonora pitada que le
dedicó gran parte del Bernabéu al anunciarse su nombre por megafonía, en lo que
constituye el desencuentro más evidente entre el portugués y la afición
madridista hasta la fecha. Tiene muy claro lo que pretende y, según ha
comentado a sus colaboradores más cercanos, no le va a temblar el pulso a la
hora de tomar las decisiones que considera más beneficiosas para el equipo. Por
impopulares que resulten.
No puede hacer nada, se defiende Mourinho, si la gente no
quiere entender que en el fondo el único problema que tiene con Casillas es que
no está en forma. Su relación personal le da igual, asegura. A Iker le pide que
pare y no lo está haciendo. O no tan bien como antes. Al tiempo que ponía como
ejemplo el tercer gol de Xabi Prieto, un remate cruzado y ajustado al palo
contrario desde el pico derecho del área pequeña, el técnico hizo hincapié en
que el meta viene mostrándose menos seguro que de costumbre en su gran
especialidad, el uno contra uno. Pero esta apuesta por Adán no la hace por
fastidiar a Iker ni a la afición. "Lo hago por convicción", esgrime.